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Laura Casanovas
LA NACION
¿Moda pasajera o real conciencia? Con iniciativas legislativas, vecinos movilizados y formación universitaria, la protección del patrimonio cultural en el país llegó para quedarse, aunque aún queda un largo camino por recorrer. Por ejemplo, en la disponibilidad de recursos para conservación y restauración.
Así lo sostuvieron especialistas consultados por LA NACION, en esta época en que los vecinos de distintos barrios se reúnen para evitar que se pierda la identidad de sus lugares, y los cursos y seminarios sobre conservación del patrimonio agotan sus cupos.
Otro dato contundente es que mientras que entre 1996 y 2005 la Legislatura porteña aprobó 54 proyectos de ley sobre patrimonio, sólo en los últimos tres años aprobó 67. Y también en esos tres años pasó de haber 1000 edificios porteños catalogados, es decir, protegidos por ley por su valor patrimonial, a cuatro mil.
"Cuando ingresé hace tres años y medio en la Legislatura porteña creamos la Comisión de Patrimonio Arquitectónico y Paisajístico. Entonces a nadie le interesaba participar, en cambio, ahora todo el mundo quiere hacerlo", contó a LA NACION la legisladora Teresa Anchorena (Coalición Cívica), autora de la mitad de los proyectos de ley que se aprobaron en los últimos tres años.
La legisladora comentó que el cuidado del patrimonio cultural pasó de ser un asunto tratado por pocos a una cuestión que es parte de la agenda política actual.
Entre los proyectos que se convirtieron en ley este último tiempo están la catalogación del edificio del Colegio La Salle; la restauración y el traslado de la escultura El pensador, de Auguste Rodin, a la escalinata del Congreso Nacional; la señalización de los inmuebles catalogados, y la ley N° 3056, que amplía a toda la ciudad de Buenos Aires la protección patrimonial de edificios y otras construcciones emblemáticas levantadas antes de diciembre de 1941. Por el barrio
El grupo Proteger Barracas nació a fines de 2007 como una iniciativa vecinal para proteger los inmuebles con valor patrimonial arquitectónico, que tienen importancia en la identidad barrial. Entre las acciones que realizan está la de custodiar que no se retire el empedrado original de aquellas cuadras que lo conservan en buen estado, sobre todo en el radio de las zonas históricas. Otro de los grupos más conocidos es Basta de Demoler, cuya página de Internet - bastadedemoler.org - es elocuente sobre el trabajo que realizan sus miembros.
Integrantes de estos grupos expresan que fue la desprotección misma la que los hizo salir a la calle. "Hasta hace unos años era muy poca la gente que se preocupaba por si se demolía una casa histórica y hoy es algo de todos los días. Es un cambio de mentalidad, no es una moda pasajera la conservación. La Argentina existe ahora en el mundo en términos de conservación", dijo Susana Meden, quien en 1998 creó la Fundación Patrimonio Histórico de Rosario.
A través de cursos, conferencias y actividades de difusión, la fundación busca contribuir a la formación de conservadores de obras de arte, libros y objetos, además de interesar a la comunidad en el tema.
En el ámbito académico, se destaca la creación de la maestría en Conservación y Restauración del Patrimonio Artístico y Bibliográfico Nacional de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), entre otras iniciativas académicas. En la Unsam funciona también el taller Tarea, dedicado a la conservación y restauración de obras de arte, que intervino, por ejemplo, en el trabajo realizado en el mural de Siqueiros.
Américo Castilla, ex director de Patrimonio y Museos de la Secretaría de Cultura de la Nación, consideró "decisiva" la acción de Tarea, en cuya instalación fue fundamental el rol de la Fundación Antorchas, que además tuvo una política de formación de especialistas en conservación a lo largo de 20 años.
En tanto, un público numeroso y participativo asiste a las jornadas de reflexión sobre ciudad y patrimonio, que organiza la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, que además es sede de la Cátedra Unesco de Turismo Cultural, que se dicta en forma conjunta con la Universidad Nacional de Tres de Febrero, única en América latina.
Varias instituciones ayudan a generar conciencia en el público sobre el valor del patrimonio común. En este momento se restaura en el Museo Histórico Nacional la bandera de Macha, la más antigua del país, que acompañó a Belgrano al Alto Perú en 1812. Desde hace más de un año, dos restauradoras argentinas trabajan en ella a la vista del público.
"En los últimos años se ha preparado gente muy bien y los conservadores han reclamado por eso. Además, en la Secretaría de Cultura de la Nación se creó en 2003 el comité de protección de patrimonio ilícito de bienes culturales. Entre 2003 y 2007 hubo un programa de rescate de bienes culturales, y se realizaron unos 300 talleres en todo el país", destacó Castilla.
Si tuviera que calificar al país en cuanto a la conciencia sobre el patrimonio cultural, ¿qué puntaje le pondría?, preguntó LA NACION a Castilla, hoy presidente de la Fundación Teoría y Práctica de las Artes (Typa): "Si lo medimos por la cantidad de recursos fiscales estamos en 1 en conciencia del patrimonio. Pero en términos de creación de especialistas en el tema calificaría con 6, y en cuanto a conciencia pública diría que estamos mucho mejor".
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